Conoce la historia de Las sombras de la Gran Guerra

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LAS SOMBRAS DE LA GRAN GUERRA

LAS SOMBRAS DE LA GRAN GUERRA – EL LEGADO 1914

En los oscuros rincones de la historia, se ocultan secretos ancestrales que aguardan ser descubiertos. En medio del caos de la Primera Guerra Mundial, un joven audaz se embarca en una búsqueda que lo llevará más allá de los límites de la realidad conocida.

Libro Electrónico a la Venta

Alexander, un intrépido soldado de la Gran Guerra, se encuentra arrastrado por un torbellino de misterio y magia cuando descubre antiguos pergaminos que revelan un oscuro poder oculto durante siglos. A medida que la guerra consume Europa, Alexander se sumerge en un mundo de intrigas, conspiraciones y fuerzas arcanas que amenazan con desencadenar una oscuridad insondable sobre el mundo.

Acompañado por Sophia, una joven valiente con un destino entrelazado con el suyo, Alexander se adentra en un viaje lleno de peligros y revelaciones. Desde los campos de batalla desgarrados por la guerra hasta los oscuros callejones de ciudades antiguas, su búsqueda los lleva a enfrentarse a enemigos mortales y desafiar fuerzas que desafían toda comprensión humana.

Con el telón de fondo de la Primera Guerra Mundial, esta novela combina la intriga del misterio histórico con la maravilla de la fantasía épica. Sumérgete en un mundo donde los secretos ancestrales y las fuerzas ocultas chocan en una batalla por el destino de la humanidad. ¿Podrá Alexander desentrañar los enigmas del pasado antes de que sea demasiado tarde, o sucumbirá ante la oscuridad que amenaza con consumirlo todo?

Tres capítulos de prueba

PRIMER ACTO: Sombras en la niebla

Un Orbe en Batalla

Año 1914. El planeta se sumerge en las penumbras de la gran guerra, una lucha que engulle naciones completas y rasga el tejido social. En la Europa convertida en un territorio de guerra, el fragor de los cañones y el clamoreo del combate retumban como un siniestro eco de un orbe hundido en el desorden y la devastación.

El homicidio del Archiduque Francisco Fernando de Austria-Hungría en Sarajevo ha provocado una serie de sucesos que han empujado a las grandes potencias europeas a luchar en una contienda sin comparación previa. Las trincheras se alargan como cicatrices a través del continente, y la lucha amenaza con devorar todo a su alrededor.

En medio de esta escena apocalíptica, la humanidad se enfrenta a su reto más exigente. Los hombres avanzan hacia el frente, arrastrados por la obligación y el patriotismo, mientras que en el hogar, las mujeres y los niños esperan con el corazón en un puño noticias de sus seres amados.

Sin embargo, la guerra no solo ha traído consigo la angustia y la desolación. En las penumbras de los terrenos de guerra, oscuros secretos y complots acechan, nutridos por la desesperación y el anhelo de poder. Entre los restos de las ciudades devastadas y los terrenos de guerra ensangrentados, una red de tramas se urde, oculta a la vista del mundo pero influyendo en el destino de naciones completas.

En medio de la penumbra de la guerra, se entrelazan misterios y misticismo, secretos antiguos que han despertado en las sombras del conflicto global. Rumores susurrados en las trincheras hablan de fuerzas antiguas que se levantan, de entidades escondidas que buscan aprovechar el desorden para sus propios objetivos.

A medida que Alexander Nowak se adentra en la búsqueda de respuestas, encuentra antiguos pergaminos y objetos perdidos que hablan de un poder antiguo escondido bajo el manto de la realidad. Leyendas olvidadas cobran vida en sus manos, revelando un orbe de magia y misterio que se entrelaza con la brutalidad de la guerra moderna.

Los ojos verde aceitunados de Alexander brillan con determinación mientras se aventura en un territorio desconocido, desafiando no solo a los enemigos humanos en el frente, sino también a fuerzas más allá de la comprensión humana. En su búsqueda de la verdad escondida detrás de la guerra mundial, descubre un universo de secretos antiguos y poderes arcanos que amenazan con desatar una oscuridad inescrutable sobre el mundo.

La delgada línea que separa la realidad del ensueño se vuelve cada vez más borrosa para Alexander. Casi sin darse cuenta, se encuentra enredado en una maraña de sucesos que trascienden su entendimiento.

En este mundo convulso, donde la guerra y el misticismo convergen en una danza mortal, Alexander se encuentra en una encrucijada de destinos. A medida que se adentra en los terrenos desconocidos de la magia antigua y los secretos ocultos, enfrentará desafíos que pondrán a prueba su coraje y su voluntad. Con cada paso, se acerca más al corazón de la oscuridad que amenaza con consumirlo todo. Pero en su búsqueda de la verdad, descubrirá que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza brilla con intensidad, guiándolo hacia un destino incierto pero lleno de promesas.

A medida que el sol se deslizaba hacia el horizonte, tejiendo una manta de tonos dorados sobre el cielo crepuscular, Helga avanzó con paso firme por la calle Długa. El aire frío del invierno envolvía la ciudad, haciendo que cada aliento se convirtiera en una nube de vapor que se disipaba en el aire. Las suelas nuevas de sus botas resonaban en el empedrado desgastado, marcando su camino con un ritmo constante y determinado.

A medida que Helga se desplazaba por las calles de Łódź, podía ver la marca de la ocupación alemana en cada esquina. Los soldados y oficiales alemanes patrullaban las calles, sus uniformes grises y sus armas visibles en cada rincón. La ciudad, una vez vibrante y próspera, se había convertido en un campo de batalla, con edificios dañados y ruinas de guerra en cada esquina. Sin embargo, a pesar de la ocupación, el espíritu de resistencia de los lodzienses era palpable. Los obreros y los comerciantes continuaban trabajando y comercializando, escondiendo sus sentimientos de odio y resentimiento hacia los ocupantes. La vida cotidiana seguía su curso, pero con un subtexto de miedo y desesperación.

El frío del mes de diciembre se dejaba sentir en cada esquina, congelando el aliento de los transeúntes y cubriendo los tejados con un manto blanco de nieve recién caída. El viento gélido soplaba entre los edificios, llevando consigo el eco lejano de las fábricas en pleno funcionamiento.

Helga ajustó el cuello de su abrigo de piel, protegiéndose del frío que penetraba hasta los huesos. Sus ojos azules exploraban cada rincón de la ciudad, captando los detalles y matices que la hacían única. A su alrededor, obreros y comerciantes se apresuraban en sus quehaceres diarios, cargando mercancías y conversando en voz alta en polaco.

La luz mortecina de las farolas comenzó a iluminar las calles estrechas, proyectando sombras alargadas sobre el suelo nevado. A lo lejos, el sonido distante de una locomotora resonaba en el aire, anunciando la llegada de un tren a la estación central. En medio del bullicio y la actividad frenética de la ciudad, Helga se sentía como un espíritu errante, buscando respuestas en las sombras del pasado.

Al doblar la esquina, un destello plateado captó su atención. Una figura encapuchada se mantenía erguida frente a una puerta entreabierta. Helga detuvo su paso, evaluando la situación con ojo crítico.

—¿Qué es lo que buscas aquí? —preguntó con voz firme, sin revelar sus verdaderas intenciones.

La figura encapuchada se giró lentamente hacia Helga, revelando unos ojos oscuros y penetrantes que parecían estudiarla con detenimiento.

—Veo que no eres una extraña en los caminos del ocultismo, Helga Müller —la voz era grave y profunda, resonando en el aire gélido.

Helga mantuvo su postura imperturbable, ocultando cualquier atisbo de sorpresa que pudiera traicionarla.

—¿Y tú quién eres para conocer mi nombre? —replicó con una calma aparente, aunque su mente trabajaba a toda velocidad para descifrar la identidad de aquel extraño.

La figura encapuchada se acercó un paso más, revelando un amuleto colgando de su cuello que emanaba un débil resplandor azul.

—Soy aquel que camina entre las sombras, aquel que conoce los secretos olvidados por el tiempo —dijo la figura, su voz cargada de misterio y poder—. Y he venido a ofrecerte un trato, Helga Müller.

Atrapada en una envoltura de capa marrón, Helga presumió que podría tratarse de una trampa y siguió de frente, sin prestar atención. Inclinó su cabeza bajo un sombrero de ala ancha que ocultaba sus facciones a los transeúntes curiosos, asemejándose a una habitante más de Łódź a simple vista. No obstante, aquellos que la examinaban detenidamente podrían advertir algo inusual en su actitud: una distinción innata que parecía desentonar en aquel ambiente modesto.

Su silueta se recortaba contra el telón de fondo de edificios antiguos y callejones estrechos, creando una imagen de misterio y determinación en medio de la bulliciosa vida urbana.

Helga era una mujer de belleza imponente y cautivadora. Con cabello oscuro que caía en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando un rostro de facciones definidas y ojos penetrantes como el acero. Su piel pálida contrastaba con unos labios rojos como la sangre, que siempre parecían curvarse en una sonrisa enigmática. De porte elegante y esbelto, su presencia irradiaba un aura de misterio y poder, atrayendo las miradas de aquellos que se cruzaban en su camino.

Al llegar a una casa maltrecha en una esquina sombría de la calle, Helga detuvo su paso y observó la fachada con una mirada evaluadora. Las ventanas estaban cubiertas de polvo y los marcos de madera crujían con el paso del viento, pero había algo en la casa que parecía llamar su atención. Con un gesto de determinación, Helga subió los escalones de piedra y golpeó la puerta con los nudillos, esperando una respuesta.

Después de un momento de silencio, la puerta se abrió con un chirrido de bisagras oxidadas, revelando el interior oscuro y sombrío de la casa. Helga entró con una confianza sin reservas, cerrando la puerta detrás de ella con un golpe sordo. La oscuridad la envolvió mientras se adentraba en el interior, guiada por una intuición que la llevaba hacia su destino.

La casa, con muebles desgastados y paredes descascaradas que parecían contener historias olvidadas en cada grieta, estaba vacía y silenciosa. Aunque la atmósfera era opresiva y lúgubre, Helga no mostraba signos de incomodidad. En cambio, parecía estar en su elemento, como si estuviera acostumbrada a moverse en las sombras y los secretos de la noche.

Helga se acercó lentamente a la habitación oscura, su corazón latiendo con anticipación mientras se preparaba para lo que encontraría al otro lado. La puerta se abrió con un chirrido agudo, revelando una figura oscura sentada en una silla en el centro de la habitación, iluminada solo por la luz de la luna que se filtraba por las ventanas. Era Kamil, un miembro de la comunidad gitana que parecía haber estado esperándola.

Sus ojos se encontraron en la penumbra, y Helga pudo ver la chispa de conocimiento y entendimiento en la mirada del anciano. Sin una palabra, Kamil extendió una mano arrugada hacia ella, ofreciéndole una pequeña bolsa de tela cuyo interior dibujaba un brillo metálico.

Cuando Kamil, el anciano gitano, depositó la pequeña bolsa de tela sobre la mesa desgastada, su rostro adquirió una expresión de profunda concentración. Con un movimiento lento y deliberado, extendió su mano arrugada y la tomó con suavidad, de la misma forma en que lo hacía para leer las líneas de la vida en la palma de los demás. Sus ojos, que brillaban con la sabiduría de los años, se clavaron en los de Helga con una mirada inquisitiva, como si intentara adivinar sus más profundos deseos y miedos. “¿Quieres conocer tu futuro?”, le preguntó con voz ronca, sin apartar la vista de ella.

Helga, manteniendo su compostura y con una expresión seria en su rostro, le manifestó a Kamil con voz firme y decidida que no estaba interesada en conocer su futuro a través de un adivino gitano. Su ambición y astucia la guiaban hacia objetivos más tangibles y materiales. Con un dejo de impaciencia en su tono, le reiteró que lo que realmente deseaba era recuperar el objeto que se encontraba en su poder.

Al tomar la bolsa, sintió su peso en sus manos, como si contuviera algo más que una pieza. La tela se deslizó suavemente entre sus dedos, revelando un cierre sutil pero resistente que mantenía su contenido seguro y oculto.

“Es la clave que buscas”, susurró Kamil en voz baja. “Ten cuidado. No la abras hasta que estés con el dr Von Braun”.

Helga se retira del cuarto, sumergiéndolo en penumbra y dejando a Kamil solo. Él entonces se percata de que ella está acompañada por una guardia compuesta por dos militares alemanes.

El encuentro con Kamil había sido una experiencia reveladora para Helga. Mientras caminaba de regreso a través de las calles oscuras y silenciosas de Łódź, se sentía más decidida que nunca a cumplir con la misión que le había sido encomendada. La bolsa que llevaba consigo parecía palpitar con un aura de misterio y peligro, y sabía que debía manejarla con extrema precaución.

A medida que avanzaba por las estrechas callejuelas, la ciudad parecía perder su vida, susurros y sombras acechando en cada esquina. Helga se mantuvo alerta, consciente de que no estaba sola en las calles nocturnas de Łódź. Los pasos de los transeúntes resonaban en la distancia, un recordatorio constante de que seguía siendo una ciudad desconocida.

De repente, un ruido entre los callejones la hizo detenerse en seco, se quedó inmóvil, escuchando atentamente mientras la oscuridad la rodeaba, sus sentidos alerta ante cualquier señal de peligro. Uno de los hombres que la escoltaban se adelanto a ella como protección, pero pronto se dio cuenta de que el ruido no era más que el eco distante de laminas y rocas cayendo a la distancia.

La noche se cerraba alrededor de Helga mientras recorría las calles adoquinadas de Łódź. El aire frío le picaba la piel y el viento helado le despeinaba el cabello oscuro. Sin embargo, ella no se detuvo, sino que siguió avanzando con paso firme y determinado. Su destino era la casa Kowalski, donde se celebraría de nuevo la victoria alemana en la toma de Łódź.

Helga subió los escalones de mármol blanco que conducían a la entrada principal de la casa Kowalski. La puerta, hecha de roble oscuro y adornada con un llamativo picaporte dorado, estaba custodiada por dos soldados alemanes. Su uniforme gris, perfectamente planchado, resaltaba su postura recta y su expresión seria.

Uno de los soldados la reconoció al instante. Le ofreció una reverencia formal antes de abrirle la puerta. “Frau Müller”, dijo con un tono cortés. “Bienvenida a la celebración.”

El interior de la casa Kowalski era tan impresionante como su exterior. Las paredes estaban cubiertas con retratos antiguos y tapices de terciopelo rojo. Candelabros dorados colgaban del techo, llenando la habitación con una luz cálida y acogedora.

Helga se movió entre la multitud con gracia, saludando a conocidos y evitando cuidadosamente a aquellos que prefería no encontrarse. Aunque la atmósfera era de celebración, ella no podía evitar sentir una sensación de tensión en el aire.

La cena en la modesta casa de los Nowak era una mezcla de aromas reconfortantes y conversaciones animadas. A pocas cuadras de distancia, la bulliciosa vida urbana de Łódź continuaba su ritmo constante, ajena a las preocupaciones y las alegrías de la familia que se reunía alrededor de la mesa.

Helena, la matriarca de la familia, se esforzaba por mantener el orden y la tradición en medio del caos diario. La sala de estar, donde se encontraba la mesa, estaba decorada con muebles de madera maciza y cortinas pesadas que bloqueaban la luz del exterior. En las paredes, retratos de santos miraban con benevolencia hacia abajo, infundiendo el ambiente con una sensación de devoción y solemnidad.

En la mesa de los Nowak se encontraban platos sencillos pero bien cuidados, con bordes gastados por el uso constante y un brillo desgastado que evidenciaba años de servicio. La cubertería era una mezcla de utensilios de metal y madera, con algunas piezas torcidas o desgastadas por el tiempo. El mantel que cubría la mesa era de un tejido áspero y descolorido, con manchas de comida y quemaduras de cigarrillos que contaban historias de comidas pasadas y reuniones familiares. Aunque los elementos sobre la mesa eran modestos y quizás un poco desgastados, estaban limpios y ordenados, evidenciando el cuidado y la atención que la familia Nowak dedicaba a su hogar y a sus momentos compartidos alrededor de la mesa.

A su lado, los dos hijos de la familia, Alexander y Tomasz, intercambiaban miradas cómplices, compartiendo secretos y preocupaciones en sus susurros apenas audibles. A pesar de las reglas estrictas impuestas por su madre, los hermanos encontraban consuelo y apoyo mutuo en su vínculo fraternal, enfrentando juntos los desafíos y las adversidades que la vida les presentaba.

Durante la cena, el tema de la ausencia del padre, Stephan, pesaba en el corazón de la familia. Helena miraba la silla vacía a su lado con tristeza, anhelando la presencia de su esposo en la mesa. “Ojalá Stephan estuviera aquí con nosotros”, suspiró, mientras servía sopa en los platos de sus hijos.

Tomasz asintió solemnemente. “Lo extraño mucho, madre. Espero que esté a salvo en el frente oriental y que regrese a casa pronto”.

Alexander apretó la mano de su madre con cariño. “Sí, madre. Papá es fuerte. Estoy seguro de que volverá a casa sano y salvo”.

Helena sonrió con gratitud a sus hijos, agradecida por su apoyo y consuelo. “Gracias, hijos. Sus palabras me reconfortan en estos tiempos difíciles”.

Los tres compartieron un momento de silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos y preocupaciones por el padre ausente. A pesar de la ausencia de Stephan, la presencia de su amor y su espíritu seguía siendo palpable en la casa, llenando cada rincón con su cálido recuerdo y su influencia protectora.

Tomasz rompió el silencio con un suspiro cargado de preocupación. “Madre, ¿has recibido alguna noticia del padre últimamente? No hemos sabido nada desde hace dos meses que partió”.

Helena sacudió la cabeza con tristeza, sus ojos cansados reflejando la preocupación que pesaba sobre ella. “No, hijo, no he recibido ninguna carta ni mensaje desde entonces. Me preocupa profundamente su seguridad en medio de esos peligrosos enfrentamientos”.

Helena tomó la mano de Alexander con ternura, buscando confortar a su hijo en medio de la incertidumbre. “No lo sabemos, hijo. Solo podemos esperar y confiar en que su padre esté a salvo y regrese a casa pronto. Mientras tanto, debemos permanecer unidos y fuertes, y rezar por su seguridad”.

Helena era una ferviente creyente de la fe católica y solía hacer numerosas referencias a las misas. Siempre se preocupaba por asegurarse de que sus hijos continuaran con la tradición religiosa que se les había inculcado desde pequeños.

Entre las conversaciones durante la cena, también surgía el tema de Elisabeth, la hermana de en medio de Alexander y Tomasz. Hacía poco más de un año que se había casado y ahora residía en la ciudad de Halicz, junto a su esposo y su recién nacido hijo. Su ausencia física en la mesa se notaba, pero sus recuerdos y su influencia seguían presentes en los relatos que compartían durante la cena. Helena a menudo mencionaba a Elisabeth con un toque de melancolía, recordando los días en que la familia estaba completa y las alegrías que compartían juntos antes de que cada uno siguiera su propio camino en la vida. A pesar de la distancia, Elisabeth seguía siendo una parte importante de la familia Nowak, y su recuerdo estaba siempre presente en cada reunión familiar.

Durante la cena, el tema del matrimonio de Tomasz estaba en boca de todos. Mientras servía un poco más de sopa en su plato, Tomasz dirigió una mirada juguetona a su hermano menor.

“Tomasz, ¿ya estás listo para el gran paso?”, preguntó Alexander, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.

Tomasz asintió con orgullo. “Por supuesto, hermano. El amor verdadero no espera, ¿verdad?”

Alexander asintió con complicidad, sabiendo que su hermano estaba emocionado por su próximo matrimonio. “Parece que finalmente te han atrapado, ¿eh? ¿Qué hay de ti, Alex? ¿Alguna dama especial en tu vida?”

Alexander: (Sonríe tímidamente) Bueno, madre, ya sabes cómo es, estoy demasiado ocupado con mis estudios y deberes como para pensar en el amor.

Tomasz: Oh, vamos, Alex. Todos hemos visto cómo te mira Sophia cuando vienes a casa después del trabajo. No puedes engañarnos a todos.

Alexander: (Suelta una risita nerviosa) Bueno, eso es solo porque… Bueno, somos solo amigos, ¿verdad?

Helena: (Con una sonrisa traviesa) Oh, sí, “solo amigos”. Pero, ¿Quién sabe qué podría surgir entre tú y Sophia en el futuro?

Helena, con una chispa de emoción en los ojos, menciona una vieja leyenda que había escuchado en su juventud. “Dicen que el abuelo de Sophia era hijo de una princesa”, comparte con un tono misterioso que captura la atención de sus hijos.

Alexander y Tomasz intercambian miradas intrigadas, absorbiendo cada palabra de la historia que Helena está a punto de revelar. La idea de tener una conexión real con la realeza parece tan lejana y fascinante en medio de la vida cotidiana en Łódź.

Helena continúa, su voz suave llenando la habitación con un aire de magia y misterio. “Cuentan que la princesa renunció a su título por amor a un humilde campesino, y juntos construyeron una vida llena de sacrificios. Su descendencia se mezcló con las raíces del pueblo, creando un legado que perdura hasta el día de hoy”.

Alexander inclina la cabeza, maravillado por la historia que Helena está compartiendo. La idea de tener sangre real corriendo por las venas de Sophia despierta su imaginación y despierta una nueva curiosidad sobre su amiga y aliada en las aventuras que comparten.

Tomasz, siempre pragmático, pregunta con escepticismo: “¿Crees realmente en esa historia, madre? ¿No crees que son solo interpretaciones romantizadas de un matrimonio arreglado, una apuesta perdida o el porque le quitaron la herencia a una persona?”

Helena sonríe con complicidad, sabiendo que las historias y leyendas tienen un poder especial para unir a las personas y despertar la imaginación. “Quién sabe, Tomasz. A veces, la verdad es más extraordinaria que la ficción. Quizás haya más en la historia de Sophia de lo que imaginamos”.

El silencio se cierne sobre la mesa, cada miembro de la familia sumido en sus propios pensamientos sobre la intrigante historia que Helena ha compartido. La idea conocer a alguien con un linaje real entre ellos añade una capa más de misterio y maravilla a sus vidas cotidianas en Łódź.

Tomasz: Exacto. Nunca se sabe cuándo el amor podría tocar a tu puerta, hermano.

Alexander: (Se ruboriza ligeramente) Bueno, veremos qué depara el destino. Por ahora, estoy feliz con nuestra amistad.

Helena: (Con una mirada cómplice a los dos hermanos) Bueno, lo que sea que el futuro les depare, espero que ambos encuentren la felicidad.

Después de la cena, la familia Nowak se dispersó para realizar las actividades nocturnas de limpieza y prepararse para descansar. Helena recogió los platos y los llevó a la cocina, mientras que Tomasz y Alexander se ocuparon de limpiar la mesa y ordenar la sala de estar. El sonido suave de la música de fondo se mezclaba con el tintineo de los platos y el murmullo de conversaciones distantes, creando una atmósfera tranquila y acogedora en la casa.

La suave música de fondo fluye desde un viejo tocadiscos situado en una esquina de la sala de estar. El sonido cálido y nostálgico de un vinilo girando se mezcla con el crujido ocasional de la aguja sobre el disco, creando una atmósfera encantadora y evocadora en la casa de los Nowak.

La música que llena la habitación es una selección de canciones clásicas, melodías que evocan recuerdos de tiempos más simples y felices. Son canciones de amor y pérdida, de esperanza y lucha, que hablan al corazón con su belleza intemporal y su profundidad emocional.

A Helena, la matriarca de la familia, le encanta escuchar estas canciones mientras realiza las tareas domésticas. Para ella, la música es una compañera constante, una forma de encontrar consuelo y alegría en los momentos difíciles. A través de estas canciones, Helena se conecta con su pasado y su cultura, recordando los días de su juventud y las alegrías y tristezas que han dado forma a su vida.

Para los hijos de la familia, la música también es una presencia reconfortante en sus vidas. Aunque quizás no compartan el mismo amor por las canciones que su madre, aprecian el sentido de familiaridad y calidez que aportan a la casa. Escuchar estas melodías les recuerda que, a pesar de los desafíos y cambios que enfrentan, siempre tendrán un hogar donde pueden encontrar consuelo y apoyo.

Tomasz se levantó de la mesa con un suspiro y una sonrisa tierna en los labios. “Creo que ya es hora de retirarme, madre. Mañana es un día pesado en la comisaría”.

Helena asintió con cariño. “Por supuesto, hijo. Magdalena es una buena chica”, comentó de la nada Helena. “Estoy contenta de que hayas encontrado a alguien tan especial”.

Tomasz asintió con determinación. “Sí, es el momento adecuado. Magdalena y yo hemos estado juntos durante tanto tiempo, y siento que es hora de dar el siguiente paso en nuestra relación”.

Helena se acercó a su hijo con ternura, colocando una mano en su hombro. “Estoy segura de que serán muy felices juntos, hijo. Magdalena es una mujer maravillosa, y sé que cuidará bien de ti”.

Tomasz sonrió con gratitud, sintiéndose reconfortado por las palabras de su madre. “Gracias, madre. Eso significa mucho para mí”.

Con un último vistazo a su familia reunida alrededor de la mesa, Tomasz se despidió y se retiró a su habitación, lleno de alegría y anticipación por el futuro que le esperaba junto a Magdalena.

Con la habitación de Margarita ahora libre, los hermanos se separaron para prepararse para la noche. Tomasz se retiró a su propia habitación, mientras que Alexander se instaló en la habitación que anteriormente compartían. Aunque la separación era un cambio notable, no había resentimientos ni tristeza en el aire, solo una sensación de tranquilidad y aceptación de los nuevos arreglos.

Con cada uno sumergido en sus propias actividades nocturnas, la casa de los Nowak se sumió en un tranquilo silencio, interrumpido solo por el suave murmullo de la noche cotidiana. Las luces se apagaron una a una, las ventanas se cerraron con suavidad, y la casa se sumió en la oscuridad de la noche, lista para recibir el merecido descanso después de un largo día de trabajo.

Conoce a los personajes

Entra en el fascinante mundo de nuestra novela y conoce a los personajes que dan vida a esta épica historia de misterio, magia y conflicto. Cada uno de ellos tiene una historia única, llena de valentía, secretos y desafíos que te mantendrán al borde de tu asiento.

Alexander Nowak

PROTAGONISTA

Un joven austrohúngaro con una mente analítica y un valor inquebrantable. En su búsqueda de la verdad, Alexander se enfrentará a misterios que trascienden la comprensión humana y descubrirá un universo de secretos antiguos y poderes arcanos..

Sophia Kowalska

PROTAGONISTA

Una mujer de misterioso linaje, cuyos antepasados están intrínsecamente conectados con los secretos que Alexander intenta desentrañar. Sophia posee un conocimiento ancestral y una conexión espiritual que la hacen una aliada invaluable y un personaje fascinante en esta intrincada trama.

Helga Muller

PROTAGONISTA

La enigmática dama de austera belleza, cuyas habilidades en las artes ocultas y ambición desmedida la llevan a buscar conocimientos prohibidos y poder. Helga es un personaje cuya complejidad añade profundidad a la trama.

Tomasz Nowak

PROTAGONISTA

El hermano mayor, un bastión de fuerza y protección. La rivalidad y el fuerte lazo fraternal entre Tomasz y Alexander añadirán tensión y emoción a la historia.

Dr. Von Braun

ANTAGONISTA

Un científico siniestro y manipulador, el Dr. Von Braun está obsesionado con desentrañar los secretos oscuros y arcanos que se ocultan tras la guerra. Su interrogatorio a Alexander revela su disposición a hacer cualquier cosa para alcanzar sus objetivos, convirtiéndolo en un antagonista formidable.

Capitán Richter

ANTAGONISTA

El leal secuaz del Dr. Von Braun, Richter es una presencia imponente y peligrosa. Su devoción a las órdenes de Von Braun y su habilidad en las artes marciales lo convierten en un adversario temible para cualquiera que se interponga en su camino.

StephanNowak

SECUNDARIO

Conocido como el Sargento, es el patriarca y estratega de la familia. Un hombre que lidera con ferocidad y defiende su legado con la misma intensidad, manteniendo a su familia unida en medio del caos.

Helena Nowak

SECUNDARIO

La madre de Alexander, cuyo corazón compasivo y sabiduría proporcionan un faro de esperanza en tiempos oscuros. Su fe inquebrantable en sus hijos es una fuente de fortaleza para la familia.

Kamil

SECUNDARIO

El gitano misterioso cuya conexión con los antiguos secretos y poderes ocultos es crucial para desentrañar la verdad detrás de la guerra. Su conocimiento de lo arcano y su papel en la trama lo convierten en un personaje intrigante y esencial.